lunes, 23 de mayo de 2011

PASADO (Cuentos Oscuros Para Leer con la Luz Encendida)

                                                             
                                                                  Pasado
¿Será el momento?
¿Estará a punto de llegar?
 Digo… me palpita fuerte el pecho, estoy sobresaltado, como asustado. Que se yo, es que me tengo que ir a bañar. Si fuera por mí no me baño, pero bueno, vivo en un mundo rodeado de gente. ¡O sea! ¡Tampoco es que soy un sucio! Lo que quiero decir es que, en este momento no me bañaría…
Ahora tengo frío… ¡Pero pará manija! Fui al baño recién y me dejé la campera, es eso nada más, no es que ahora tenga más frío que antes…bueno, de echo, sí, tengo más frío que antes, ya sea por que me dejé la campera arriba, por que haya bajado la temperatura o… por que me esté vuelteando la parca. Tengo, definitivamente, más frío que antes.
La campera me la dejé cuando fui a abrir el agua para llenar la bañadera. Me tengo que bañar en la bañadera porque alguien rompió la canilla de la regadera, para mí que fue la mucama, como el marido es plomero también… digo también, por es quien nos hizo algunos arreglos de la casa, que se yo… carpintería, pintura, varias cosas. Fue insoportable… ¡No él! Ese tiempo, no terminábamos de mudarnos al departamento que ya salimos corriendo para la casa, ¡Y claro! Había mudanza, venía Alfredo, había que arreglar el baño, venía Alfredo, había que arreglar las paredes que yo utilizaba para mi arte, venía Alfredo… hacía frío, venía Alfredo, había muerte, venia Alfredo…hacía  Alfredo, venía Alfredo.
Lo que pasa… lo del miedo digo, es que el otro día, me fui a bañar. Venían algunos amigos porque festejaba mi cumpleaños. Realmente nos divertimos muchísimo en mis aniversarios luctuosos, me encantan las fiestas que se arman en casa para esa fecha. Siempre hay de todo, los borrachos, las borrachas, las exhibicionistas, los tiburones, los que fuman mariguana como chimeneas y luego, una muy pequeña casta, en la cual obviamente estoy yo, que hacemos todo junto. No me jacto de ser el más borracho, o el más fumado, o el más perverso y bizarro personaje de una historieta que yo mismo invente y escribo, solo lo disfruto con cierto sufrimiento, como de culpa, como de una inevitable necesidad, y miedo…
El frio cada vez me da más frío…estoy parado en el primer escalón de la escalera, de abajo hacia arriba y no puedo, el pie con el que debo iniciar el ascenso me pesa como mil quilogramos de hielo…a lo mejor debería llenar la piletita de la cocina, esa donde lavo los platos y bañarme ahí. En lugar de jabón de tocador y shampoo, usar el detergente, en definitiva, si logra sacarle la grasa a los platos engrasados, seguro podrá sacarme la sangre, de mi cuerpo ensangrentado…y también la grasa y ¡pum! Dos de un tiro…
La cuestión es que esa noche, la de mi cumpleaños, me fui a bañar. Llené la bañera y me recosté como estaba en ese mar privado de perfumes y sales  de colores. El agua se tornó negra, azul, rosa…algunas manos comenzaron la tarea de enjabonarme a la vez que me acariciaban o me pellizcaban… acomodé mi cabeza sobre la almohadilla blanca coagulada y bordada que utilizo solo cuando me doy este tipo de baños, y cerré los ojos. La puerta estaba abierta, no por miedo, si no, para poder escaparme de él en el momento indicado…pero las manos, el cuerpo, los pellizcos, las luces, el frio, Alfredo, el detergente, el cumpleaños y la inevitable necesidad, se tornaron muy pesadas, como mil quilogramos de hielo…muy pesadas, como mil quilogramos de hielo…
                                                                s.s
Pasado s.s

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