domingo, 19 de junio de 2011

"EL ULTIMO VIAJE AMARILLO" (...estuve ahí, lo sé porque me lo contaron...)


Y finalmente llegamos. Las paredes de piedra, hacián suponer que, justo en ese lugar, se había enclavado la casa. Nunca olvidaré ese momento, por fin estuve ahi, lo sé porque me lo contaron.
































De allí me traje el mayor de los tesoros, pero nunca más habra otro maravilloso viaje amarillo, lo juro.
 Lo juro por las cosas que viví y las cosas que perdí gracias, y por culpa de él.

sábado, 18 de junio de 2011

"LA BROMA" (Relatos Desgramatizados)

                                                               La Broma

No podía creerlo, pero era verdad. El muy hijo de puta se había muerto.
Por si me quedaba alguna duda, lo tenía delante de mí, vistiendo un correctísimo traje negro, con corbata y volados. Su cabellera, colorada y llena de rulos, marca registrada, apenas si se veía detrás de un blanco tul… (que debía ser hermano del que se estaría usando en este momento en un vestido de novias y de otro que a lo mejor  formaba parte del ajuar de bautismo de algún bebe vecino)… y en la cara delgadísima, una expresión como de bostezo censurado casi en la mejor parte. La piel del rostro, demasiado lisa para lo que había sido en vida, se veía en extremo amarillenta. Parecía la personita en el cuadro Skrik (El Grito, en su noruego original) solo que con la boca pegada y las manos cruzadas sobre la cintura, es decir… un verdadero desastre.
Cuando me dieron la noticia, creí que era una mala broma. Una de esas bromas que terminan mal, bueno, en cierto sentido  no estaba tan equivocado, esta broma, vaya que había terminado mal ¡tan mal que era cierta! Me sentía en una de esas series baratas donde, por alguna razón nunca revelada que siempre se sabe, terminan con el contrato de alguno de los protagonistas y para justificar su salida de la historia, sin demasiadas explicaciones, de una u otra manera, lo matan…
Sí, en efecto, estaba muerto. Bien muerto y a punto de ser enterrado. Pronto los gusanos y la carroña del tiempo harían gala de él.
La capilla ardiente estaba dispuesta como para un alto funcionario del gobierno. Dos columnas doradas sostenían  un cajón contorneado y encerado de manera maravillosa y con una historia haciéndolo casi tan protagonista como el mismo muerto.
La anecdota que alguna vez le escuche contar al mismo cadaver cuando estaba vivo,  rezaba que Ciara Vieck, a punto de parir, debió huir desesperada de su hogar  luego de una discusión entre su esposo y su padre, en la cual, su marido acabó sin vida. La mujer corrió desesperada por los campos de la familia, atravesó el trigal y llegó sin aliento al bosquecillo de cipreses donde la vida comenzó a patearle las entrañas.
Allí, sola, sin la ayuda de nadie, bajo la ciega mirada de un ancho ciprés que a la vez le sirvió de apoyo, parió al difunto que  velábamos.
En ese punto, la historia se recortaba y volvía a reaparecer años más adelante. El muerto, aún con vida, contaba que, cuando su profesión…(los grandes mafiosos consideran que su delinquir es una profesión no un delito)… le dio la posibilidad económica de cumplir su sueño, lo hizo… con la ayuda de su madre, volvió a su lugar de nacimiento, localizaron aquel enorme y ciego ciprés y con la ayuda de leñadores expertos, lo derribaron.
La mayor parte del árbol permaneció durante años en el lugar donde cayó. Pero un trozo, el más recto, el más ancho, viajo hasta la otra parte del mundo. Allí fue curado, secado y trabajado artesanalmente. Un ebanista chino que vivía en la ciudad, fue el encargado de darle los toques finales. Cuando la última barra de cera terminó de abrillantar la madera, Genaro sintió, que ya que podía morir en paz…
                                                                        s.s

-.La.Broma.-

-.PUERTA.A.MI.CEREBRO.-(Coating Art)

Puerta reciclada pintada con pinturas rescatadas de un contenedor. Motivo disco de vinilo.  Marco de portarretrato encontrado en un contenedor con una foto de Gustavo Bermúdez. Elvis llegado de las Europas cual colono colonizado. Botellas de vidas pasadas. Imágenes de la virgen (varias). Discos que me llegaron  en una de mis pedigüeñadas masivas, de alguien que iba a tirarlos. Un cartelito de Baño de Damas allí, Caballeros allá. Media guitarra que me encontré en una de mis búsquedas callejeras. Rosarios recogido en años de catolicismo, ciego redimido por el milagro que, con saliva y tierra, me devolvió la vista. La botella de whisky que lo cambió todo. Un caracol que traje de Almería, España. Baguetas de Fidel, el batero de Todos Hemos Caído, mi banda de Rock. Un collar de mi perro que use de pulsera mucho tiempo. Un billete de cien dólares falsos, recordando el verdadero valor del dinero (ninguno). Un afinador. Fichas de un Estanciero. Púas que me fui encontrando en los lugares donde tocaba. Partes de un toca discos que encontré en la puta calle. Tarjetas de Suerte o Destino de otro Estanciero, pero este me lo dieron, también en una pedigüeñada. Botellitas de algún juego perverso que no conozco, pero que me llegaron.
Si usted quiere donar elementos, o está interesado de alguna manera en este tipo de arte ya sea, adquirir, preguntar, burlarse o simplemente comentar, puede hacerlo a sebastiansantamaria.ss@gmail.com













                                               PUERTA A MI CEREBRO s.s

Virgencita de los Pecadores (Mural 3,5 x 4,5 mts/ 5,5 x 3 mts.)









(s.s)

sábado, 11 de junio de 2011

"LA RAMA Y EL IDIOTA" (Relatos Desgramatizados)

                                                        La Rama y el Idiota

El tiempo no pasa, los que pasamos somos nosotros a través de él. La línea temporal se mantiene quieta, inmóvil, somos nosotros los que avanzamos. Este rozamiento obligado con la fina materia de la cual se compone el tiempo, nos desgasta el físico y eso nos lleva a la muerte. Es como caernos de una montaña, el rozamiento contra la superficie de la tierra, las piedras, la gramilla, etc. también nos desgasta, nos raspa, nos arranca pedazos, nos quiebra y hasta nos mata...tal cual como ocurre con el tiempo. Es decir, el tiempo es como una montaña, una pendiente por el cual caemos sin podernos detenernos y en ese caer indetenible, nos vamos despedazando hasta morir, pero él, al igual que la montaña, se mantiene estático. Algunos caen con más dignidad, con mayor plasticidad, como acróbatas de un circo de privilegiados saltimbanquis y otros revotan toscamente y se revientan la cabeza con mayor rapidez. Tal vez, si en ese camino que emprendemos al ser concebidos, en ese caer incesante, en ese revotar contra la superficie del tiempo encontráramos una saliente, una rama o una raíz de la cual agarrarnos, podríamos mantenernos, eternamente en este espacio...en este plano, en este tiempo...

-Vaya idiotez está diciendo amigo...para ser eterno, usted debería, no haber nacido...debería haber estado desde siempre, desde antes de la misma creación del tiempo, debería ser Dios y Dios, como todos los dioses saben, solo hay uno, a lo sumo, dos, o tres...pero no más. Además, ¿qué tipo de saliente debería ser esta? ¿Qué tipo de raíz mágica? al menos, debería contar con ciertas comodidades determinadas tal que nos permitiera no cansarnos en esa pseudo  eternidad que usted proclama...imagínese durante siglos asido a una rama... ¿cuánto tiempo aguantaría? ¿qué tipo de vida sería? trate de visualizarse transcurriendo los años con los brazos levantados, los hombros adoloridos, el cuello tullido de dolor y la sangre acumulándosele en las piernas... después, con la cantidad de personas que caen en esta constante catarata de tiempo inmóvil, usted cree, con esa soberbia tan humana, que ninguno va a caer por el mismo exacto lugar en el que usted se encuentre...que de repente no va a sentir el golpe de un hombre o una mujer contra su cabeza y ahí va a caer impulsado por el porrazo y el peso de este ser... además y siguiendo la lógica de la gente que cae y cae, ¿no estaría ocupando el lugar de otra persona que tiene derecho a caer por el mismo lugar que a usted le toco caer, pero, a su debido tiempo? ¡Ay amigo! su pensamiento, si no es ingenuo, como mínimo, es incompleto.
- Vaya, no lo había pensado de esa manera...a veces, la velocidad que le imprimo a mi paso por el tiempo y el hecho de andar siempre buscando una saliente de dónde agarrarme, no me dejan pensar con claridad... a lo mejor, debería dejar de buscar salientes, de manotear al pazo raíces e intentar caer de esta montaña más dignamente...demasiados chichones tengo ya en la frente ¿no?...
-¿Chichones?¿Qué se yo de chichones?¿a mí que me dice? yo soy solo una rama en esta montaña atemporal...
                 s.s

-.La Rama y el Idiota.-s.s


jueves, 9 de junio de 2011

"EL VIEJO" (Relatos Desgramatizados)

                                                              El Viejo

Cruce por debajo del marco de la puerta. Las telas de araña de mi mente no me permitían demasiado, a esa hora, después de varias de estar metido en las mazmorras de la monotonía, solo puedo permitirme caminar presuroso hacia el colectivo para volver a casa.
En la calle Corrientes la gente no mira, pasa, te atraviesa, te intuye y, con suerte te esquiva.
Yo, para no ser menos, me concentro en las baldosas grises algo amarillentas, llenas de mugre, papeles y bolsas voladoras... y camino. A veces me impulsa la música que me calzo en las orejas, a veces, cuando me hace falta pensar, me pierdo en un silencio egoísta y mentiroso, lleno de ruidos y voces que llegan a mí, pero no las escucho.
Camine los cincuenta o cuarenta metros que me faltaban, siempre me faltan algunos metros para llegar a donde voy, hasta Ayacucho y cruce con dirección a la Facultad de Medicina. Ni bien atravesé el enorme listón de asfalto, flanqueado por una decena de autos, una escena me cautivo. Solo, sentado en un banquito desplegable, miraba su futuro, como añorando su pasado.
Un colchoncito celeste con flores blancas y sucias descansaba a su lado esperando la noche. La manta mugrienta que trabajaba jornada completa, combinaba en color y fetidez con aquel colchón que dormía bajo el helado resguardo de la nada. Un perro hubiera tenido mejor cobijo.
El viejo, sentado, inmóvil, helado, miraba con unos ojos brillantes y azules el árbol pelado que se erguía delante de él. No logré imaginarme que pensaba, o mejor dicho, no me atreví a hacerlo. De tanto en tanto, con los dedos se peinaba la abultada barba que le rodaba como una lagrima perenne por sus mejillas y le caía como una nube de lluvia sobre el pecho. No hablaba, no se reía, apenas si estaba... apenas, si se deshacía de a poco con el viento frio del otoño, apenas, si dejaba llevar por lo que algunos, llamarían vida.
Durante un tiempo traspase el marco de la puerta, caminé por Corrientes, cruce por Ayacucho y me encontré con El Viejo. Una tarde, cuando la rutina fue otra y pasé por esa esquina de pura casualidad, busque la escena fascinante, pero en su lugar encontré un dantesco cuadro policial. El viejo se había ido. Como para dejar claro que no volvería, había dejado reposando en la vereda, el banquito, el colchón celeste con flores blancas, la manta mugrienta y su cuerpo libre de pasados, de futuros y de añoranzas.
                                                                                                                                                s.s

                                                       -.El Viejo.-s.s

viernes, 3 de junio de 2011

LA PANTORRILLA (Cuentos Oscuros Para Leer con la Luz Encendida)


                                                  La Pantorrilla

La luz se había ido, no podía ser casualidad...
No había viento, las ventanas no se precipitaban contra sus marcos provocando esos estruendos agónicos de las películas de terror y la lluvia torrencial no ametrallaba la tierra dejándola sorda y ahogada. Pero la luz se había ido y no podía ser casualidad...

Una hora, veintitrés minutos y algunos segundos antes, el teléfono había sonado, pero cuando contesté, cortaron...
En la oscuridad, las pupilas se dilatan, el silencio se apaga y los miedos se acrecientan.
El frío me quebraba la espalda, hacía ya un rato que estaba sentado en el piso apoyado contra la pared, desnudo, húmedo, sin más atuendo que la toalla casi mojada con la que el apagón me encontró a la salida de la ducha. El coxis me hacía ver las estrellas del dolor, la posición que había elegido para defenderme del terror, era antinatural, pero era la que más seguro me hacía sentir. Estaba tiritando...
El brazo izquierdo, como recorrido por un rayo, se me lleno de dolor. Respire profundo, pero el dolor solo se intensifico. La escasa  visión de la cual la oscuridad me permitía valerme se me abarroto de una neblina amarillenta y en la boca, un sabor metálico me gano las encías...me recosté en el piso, sobre el brazo dolorido y con la mano derecha  sujeté  la huesuda pantorrilla que se me acerco en silencio y trate de hablar… pero no pude, no pude más nada.
 Cuando volví a alzarme sobre mis piernas, ligero, volátil, me vi en el piso, desnudo, acurrucado y blanco.
La luz volvió a los pocos minutos, brillante, clara y amarilla, exactamente igual que antes de que se fuera.
                                                                          s.s

                                                          -.Muerto.- s.s